domingo, 18 de octubre de 2009

¡FELICES 96!



Bonito número. Hay gente que incluso lo prefiere cambiando el orden de los dígitos, pero esa es otra historia. El tema que me lleva de cabeza desde hace un tiempo es otro. ¿Se contar?
Los que no me conozcáis, debéis saber que siempre he sido de letras puras (latín y griego). Que los números intento evitarlos hasta para poner la fecha en los encabezados. Así que hoy la cosa mezcla deporte con matemática pura y (por lo que veo) compleja.

Los años ochenta dieron para mucho. Muchas fechas en rojo. Mucho tuvimos que estudiar en el moderno bachiller sobre esa década. Y entre tanto ajetreo, algo importante se organizó un 12 de octubre de 1988. Ocurrió en Sevilla. El recién nombrado Presidente de la R.F.E.F., Don Ángel María Villar Llona, eligió ese día para celebrar el 75 aniversario federativo. Nuestra Real Federación cumplía años y no se podía perder el tiempo. Se editaron publicaciones a todo color por título “R.F.E.F. 1913-1988”, se prepararon eventos varios, y ese miércoles señalado, el partido conmemorativo. No se escatimó. Se invitó a toda una Selección Argentina que venía de ser Campeona del Mundo en México, incluso se le pagó el vuelo Napoli-Sevilla a Diego Armando Maradona. Nada podía faltar. La Federación estrenaba junta directiva y esa conmemoración era un bonito primer acto oficial para todos ellos.
El encuentro comienza en el Sánchez Pizjuán, se adelanta pronto Butragueño y Caniggia iguala al filo del descanso. Al pitido final empate como buenos hermanos.

Todo perfecto. Todo impecable hasta que eché una mirada a los próximos encuentros de la Selección Nacional. Y dice así: “el próximo día 11 de noviembre de 2009, los vigentes campeones de Europa de selecciones se medirán a la selección de Argentina en conmemoración del Centenario de la R.F.E.F.”. Leí esta frase y me quedé helado. Si en 1988 se cumplen 75…¿cómo pueden celebrarse los cien 21 años después? Calculadora científica en mano no paro de darle al 75+21 y sorprendentemente, ¡siempre me salen 96!
Creyendo que es mi calculadora la que falla, tiro de papel y lápiz. Por más que borro y vuelvo a calcular, ¡me sigue dando 96! Incrédulo de mí y por si también es el lápiz el que da error, voy corriendo a mi cajón a por la camiseta roja oficial de los Campeones de Europa y miro rápidamente el escudo: 1913.

Conociendo a nuestro (ya no tan novel) Presidente y a Don Ramón Calderón, Presidente de los actos del Centenario, todo debería estar bajo control. Nada debería desmadrarse. Todas las fechas deberían estar claras ya que son una pareja de contrastada capacidad…de hecho, a ninguno de los dos les gusta manipular actos ni mucho menos lucrarse a su costa.

Hace menos de una semana, la junta de la R.F.E.F. hacía oficial el cambio de fecha fundacional. Ponía típ-pex en las escrituras a 1913 y escribía sobre él “1909” .

Moraleja: O yo definitivamente no se contar (que no sería raro) o aquí ha ocurrido algo muy extraño ante nosotros y a plena luz del día…

martes, 6 de octubre de 2009

VENI, VIDI NEQUE VINCI



Alguien debió haberle dicho al bueno de Barack antes de su discurso, que København pese a escribirse de esa forma, no pertenece a Turquía. Que frente a él, no tenía a las tropas de Farnaces II. Y que en juego no estaban las tierras del Ponto.
Aquellos años ya pasaron. Esa mañana del 2 de Octubre de 2009 en Dinamarca, en juego estaba la elección de Chicago como sede Olímpica para 2016 y tenía frente a él a un elenco de miembros del C.O.I. con la única intención de evaluar su discurso.

Madrugó la representación estadounidense ya que fueron los primeros en defender proyecto. Partían con la baza de que por primera vez, un Presidente de los Estados Unidos de América, iba a ayudarles a ‘ganar la batalla’. El ‘Efecto Obama’ se esperaba, se dio y se anunció en las horas previas a bombo y platillo. Todo estaba preparado para que el diploma de ‘Ciudad Sede’ viajara en vuelo presidencial en el Air Force One.
A los miembros del Comité Olímpico Internacional les gustó ese guiño que tuvo el novel presidente. Lo tomaron como un gesto importante de apoyo hacia su candidatura en particular y hacia el olimpismo en general. ‘Yes we can’ parecían decir algunos dentro de la delegación de las barras y estrellas. Era todo tan idílico que por algún punto debía tener la fisura el bote. Y así fue.

Las barras comenzaron a estrellarse cuando se supo que aquel gesto no iba a durar demasiado. Al tiempo que Michelle Obama daba paso a su marido, el avión presidencial le daba al contacto para empezar a calentar motores. Fue pisar suelo terrenal bajo el atril, y faltó tiempo para salir echando chispas de vuelta a casa. “We’ve done it” se dirían para sus adentros.

La Primera Dama había hecho su trabajo, intentando tocar la fibra sensible a los miembros electores. Nombró a su difunto padre y habló de que tenía el sueño de ver la “Llama Olímpica” por fin alumbrando su ciudad.
Su marido también cumplió con su cometido. Hasta el bueno de Jacques Rogge (Presidente del C.O.I.), se hizo la foto con él en la entrega del Diploma como ‘Ciudad Candidata’. Lo dicho, todo correcto hasta la espantada.

Voló el Air Force One sobre ‘La Sirenita’ y volaron con él las posibilidades de Chicago. La ciudad que vio triunfar al histórico 23, se quedaría en pocas horas sin los Juegos número 31 de la era moderna. Y es que Barack hizo historia en unas elecciones pero el “Llegué, vi y vencí”, se lo dejaremos para los restos a aquél Julio Cesar que a su vuelta de la Batalla de Zela, dijo al Senado“Veni, vidi, vinci”.

Enhorabuena Río.