miércoles, 11 de noviembre de 2009

COMO BEBER CERVEZA...



No conozco a nadie al que el primer trago de cerveza le haya quitado la sed. ¿Vosotros sí? Cuando uno es pequeño, no llega a entender por qué a su padre le gusta tanto ese ¿refresco? de origen dudoso. Y mira que los padres disfrutan riéndose de los hijos viendo su cara de repelús al iniciarles forzosamente en el tema. Seguro que esa escena la habréis visto muchas veces. Incluso ya con una edad, habréis sido vosotros los (cabrones) que le habréis dado a probar a vuestros hermanos o sobrinos…lo confieso, yo también pequé.
Pues bien, todo es acostumbrarse. Una vez pasa tu época de “no me va a gustar nunca la cerveza porque está amarga”, empiezas a salir con los amigos. Primero te gastas las 500 pesetas de las primeras pagas en pica-picas y cromos del Mundial. Pero más adelante y con la llegada de las primeras salidas en busca de ‘salidas’, uno va auto-convenciéndose de que ese líquido fermentado, debe pasar (cueste lo que cueste) por su garganta para mandar un claro mensaje de “mira…yo ya bebo cerveza”.

Así se van quemando etapas en la dura vida del consumidor de zumo de cebada. Cuando consigues (al fin) pasar esa fase de cambios en el tono de la voz y demás novedades que no vienen al caso, comienzas a diferenciar sabores. Cerveza fuerte, rubia, tostada, clarita, negra, de mora (y Aragón), con frutas… ¿y todo eso cabe en una botella? Pues sí. Pero no eres capaz de darte cuenta hasta ese momento.
Ya empiezas a distinguir entre San Miguel y Franciskaner, entre la 0’0 y la Paulaner. Pero el momento clave es en el que incluyes la Oktoberfest, en tu lista de “eventos a visitar antes de hablar con San Pedro”. Si llegas ahí, ya estás del todo graduado en la materia.

Pues bien, hay mucha gente que sin saberlo (y sin probar la cerveza), está sumida (hasta las trancas) en el mismo proceso.

No conozco a nadie al que le gustara el estilo del inicio de temporada del equipo de Unai Emery. ¿Vosotros sí? Cuando uno es pequeño, no llega a entender por qué a su padre le gusta tanto ver a 22 tíos medio en pelotas, corriendo detrás de un balón. Y mira que los padres disfrutan disfrazando a los hijos de hincha acérrimo “para que no se me haga del Real Madrid”. Seguro que esa escena la habréis visto muchas veces. Incluso ya con una edad, habréis sido vosotros los (cabrones) que le habréis comprado un gorrito (que encima les viene grande) a vuestros hermanos o sobrinos…lo confieso, yo también pequé.
Pues bien, todo es acostumbrarse. Una vez pasa la época de “no me va a gustar ese deporte de chulos”, empiezas a jugar con los amigos. Primero te compras una pelota (que siempre te acaban encalando) y te compras unos guantes porque quieres ser portero. Pero más adelante y con la llegada de las primeras miradas para las ‘mironas’, uno va auto-convenciéndose de que va a tener que sudar en los recreos para demostrar “mira…soy el macho dominante”.

Así se van quemando etapas en la dura vida del consumidor de balon-pié por PPV. Cuando consigues (al fin) pasar esa fase de variaciones de tamaño y demás novedades que no vienen al caso, comienzas a diferenciar conceptos. 4-4-2, 4-2-3-1, 4-3-3, 4-1-4-1, 4-4-1-1… ¿y todo eso para jugar a fútbol? Pues sí. Pero no eres capaz de descifrar las claves hasta ese momento.
Ya empiezas a distinguir entre ‘Chemo’ del Solar y Mendieta, el hermano de ‘La Cobra’ y 'El Piojo’. Pero el momento clave es en el que incluyes la frase “papá, llévame a Mestalla”, en la ‘Época Quique’. Si llegas ahí, ya estás del todo infestado de materia ‘V-C-F’.

¿Que no te apetece pagar por ver 90 minutos de balonazos con el ‘palmero’ en el banco? ¿Que para padecer a ese nivel mejor ver REC en el cine con tu novia?
No te preocupes amigo, tú sabes que la cerveza es amarga pero la sigues consumiendo…todo es acostumbrarse.
No te preocupes amigo… esto es como beber cerveza.

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